La Catedral acogió el Jubileo de las personas con Discapacidad

Este jueves 11 de diciembre se celebró en la Catedral de Canarias el Jubileo de las personas con Discapacidad, una Eucaristía presidida por Mons. Cristóbal Déniz y concelebrada por varios sacerdotes, en la que participaron numerosos fieles y colectivos comprometidos con la inclusión.

En su homilía, el obispo auxiliar recordó el lema que atraviesa este Año Jubilar: “Peregrinos de esperanza”, una invitación —propuesta por el papa Francisco— a descubrir que también en la fragilidad se manifiesta la fuerza de Dios. Subrayó que quienes viven alguna forma de discapacidad “no son espectadores, sino protagonistas de la vida de la Iglesia”, porque muchas veces “nos dejan ver con más claridad a través de los ojos de Dios”.

Mons. Déniz destacó la certeza bíblica de que Dios elige, consagra y envía a cada persona incluso antes de que uno mismo se sienta preparado. “Basta con ser hijo de Dios”, afirmó, para recordar que Cristo no hizo distinciones en su trato: cada vida es única y los apoyos deben acompañar esa dignidad única. Añadió que la verdadera luz nace “cuando dejamos que Cristo ilumine nuestra oscuridad”.

Asimismo, invitó a la comunidad a defender la dignidad de cada persona en todos sus aspectos y agradeció la vida y el testimonio de tantas personas que muestran que la vulnerabilidad también es un lugar donde Dios habla. Concluyó pidiendo la intercesión de la Virgen del Pino, “que camina con su pueblo”, para que siga sosteniendo a quienes viven con alguna discapacidad.

Al final de la celebración, los miembros de FRATER compartieron un mensaje profundo: no se trata de fijarse en la discapacidad, sino en la capacidad de cada uno. Reclamaron derechos —no privilegios— y animaron a toda la Iglesia a seguir derribando barreras, visibilizando dones y celebrando la riqueza de cada persona.

La celebración dejó en la diócesis un mensaje claro: la esperanza también se hace visible en quienes, desde su fragilidad, nos revelan la fuerza de Dios y nos ayudan a construir una Iglesia verdaderamente acogedora y fraterna.