Jubileo de la Piedad Popular: salida extraordinaria de María Santísima de la Esperanza de Vegueta

La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria celebró el pasado sábado el Jubileo de la Piedad Popular con la salida extraordinaria de María Santísima de la Esperanza de Vegueta, un acontecimiento que congregó a hermandades, cofradías y numerosos fieles en un clima de comunión diocesana.

La venerada imagen partió desde la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, realizando su traslado hasta la Catedral de Canarias en un ambiente de oración, con el rezo del rosario y la participación del Consejo de Hermandades, Cofradías y Patronazgos de la capital. El caminar conjunto quiso expresar la riqueza de la piedad popular como camino de encuentro, fe compartida y anuncio del Evangelio a través de los signos y las imágenes.

En la Catedral tuvo lugar la Eucaristía, presidida por el obispo de Canarias, Mons. José Mazuelos, quien, en su homilía, subrayó la sed de trascendencia que habita en el corazón del ser humano y recordó que la auténtica esperanza no se apoya en el tener o en el placer, sino en Dios. Señaló que, frente a la falta de sentido y a las sombras que atraviesan nuestro mundo, el mal no tiene la última palabra, porque la esperanza cristiana está viva. En este inicio del tiempo de Adviento, invitó a presentar a María como aquella que trae en su seno la Esperanza hecha carne, señalando al cielo como fiesta definitiva y horizonte último de la vida cristiana. Asimismo, destacó el valor de las hermandades como cauces evangelizadores que, a través de la piedad popular, acercan el Evangelio a tantas personas.

Finalizada la celebración, y antes del regreso de la imagen a su parroquia, José Antonio Perdigones, delegado episcopal del Consejo de Hermandades, Cofradías y Patronazgos, agradeció el camino recorrido durante este Año Jubilar, destacando la importancia de sentirse Iglesia diocesana, renovar el compromiso común y seguir impulsando un proyecto de evangelización que lleve la Buena Noticia a todos. Ya en la parroquia de Santo Domingo, expresó su gratitud a todas las personas y entidades que hicieron posible la celebración de este jubileo.

María Santísima de la Esperanza regresó finalmente a su templo, poniendo el broche final a una jornada que fue signo de fe compartida, unidad y esperanza para toda la diócesis.